Historia de Ernestina Botoma

(autor Adán Restrepo)

Ernestina nació en el río Lloraudó en la vereda Gito, a sus seis años aprendió los oficios de lavar loza, desgranar y tostar maíz. Cuando tenía nueve, comenzó a moler el maíz y preparar chicha, envueltos de maíz y asar plátano. Su papá se fue a buscar tierra sobre el río Condotó, cerca a la vereda Avelino, allí cultivaron y duraron al menos una cosecha, después regresaron a Lloraudó.

Una vez su papá cayó enfermo por la mordedura de una culebra, a la familia le tocó ir donde Manuel Dovigama, él sabía curar ese mal, se fueron a la vereda Avelino y Manuel se quedó curando al padre de Ernestina. El tratamiento duró dos meses, pero no funcionó y murió. En ese entonces el hermano mayor de Ernestina la entregó al hijo de Manuel, José Vicente. La pareja primero vivió en Lloraudó, no duraron mucho, porque el hermano mayor de Ernestina los echó, entonces fueron a la vereda Avelino. En el camino, se encontraron a Manuel que estaba alistándose para ir a la vereda Silencio, Ernestina y José Vicente se unieron al viaje, después se fueron a Cuajandó. Entre Silencio y Cuajandó Ernestina tuvo tres hijos, pero dos murieron. Eso la aburrió y se fue con su marido a la finca Agua Bonita, allí tuvieron a su hijo Ferney. Cuando la finca se volvió el resguardo de Peñas del Olvido tuvieron a su hija Erika, Luis Fernando y Jorge Iván.

Cuando llegó la violencia Ernestina y su familia cogieron camino para La Dorada (Caldas), allí estuvieron hasta que la policía les dijo que iba a venir el ICBF para llevarse a los niños. Por el susto se fueron a Puerto Boyacá y vivieron en la orilla del río Magdalena con la familia de Gerardo Leiva. A Ernestina no le gustó vivir allí, tocaba limosnear para conseguir comida, además los hombres las habían dejado solas mientras trabajaban. Por tanta humillación, decidió irse con otras mujeres al Chocó. Pero sus maridos regresaron por ellas y las convencieron de volver a Puerto Boyacá. Para amañarse decidieron hacer un rancho independiente, después de la compra de un solar en ese barrio.

Ernestina comenzó a gustarle Puerto Boyacá, cuando les salió un trabajo en la Serranía de las Quinchas en la finca Nuevo Mundo, allí el patrón les dejó cultivar y les entregó una tierrita para ellos, pero mataron al patrón y les tocó volver a la orilla del río. Esta vez solo duraron un año porque pudieron formar la comunidad de Motordochake